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  • La inflación en ascenso y las altas tasas de interés son factores que encarecen el dinero y presionan los financiamientos. De acuerdo a un informe de Dun & Bradstreet, el retiro de ayudas de la política fiscal y monetaria, así como la exigencia de los prestamistas ocasionarán un repunte en la bancarrota de empresas en el último trimestre de 2022.

    En lo que va del año, los principales bancos centrales han elevado, al menos, 255 veces sus tasas de interés[1]. Por ejemplo, el Banco Central de Canadá ha aumentado en cuatro ocasiones su tasa —a septiembre— de 0.50% a 3.25%. En el caso del Banco de México, van cinco alzas y pasó de 5.50 a 8.50%; los analistas estiman que, para cierre del año, llegue a 9.75%.

    A medida que los bancos centrales se esfuerzan por evitar las presiones inflacionarias, incrementando las tasas de interés, el costo de la deuda aumenta para las empresas.

    A nivel mundial, los costos de los insumos se han disparado en los últimos meses. Los datos del Banco Mundial muestran que los incrementos de los precios, entre abril de 2020 y junio de 2022, fueron los mayores para cualquier período similar de 26 meses, desde la década de 1970 para la energía, desde 2008 para los alimentos y, desde, 2011 para los metales y minerales[2].

    El panorama de inflación, elevadas tasas de interés y el preámbulo de bancarrotas no llega solo. Si se descubrieran nuevas variantes de Covid-19, como lo fue ómicron, o temas políticos —elecciones— estresarían a la frágil cadena de suministro global, lo que aumentaría las presiones inflacionarias y perturbaría a las empresas al prolongar su recuperación[3].

    Además, las sanciones financieras y comerciales impuestas a Rusia, luego de su invasión a Ucrania, amenazan con agravar las bancarrotas en muchos países, particularmente en Europa, que depende de energéticos rusos, en especial gas.

    En 2021, la Unión Europea compró 155 billones americanos de metros cúbicos (bcm) a Rusia, representando 38% del consumo de la zona ese mismo año[4].

    Dentro del análisis de Dun & Bradstreet, una escalada prolongada de la crisis también perjudicará a las empresas con alta exposición a materias primas y aumentará los riesgos de bancarrota. Esto justifica un enfoque más activo de la gestión del riesgo de crédito. En ausencia de medidas de apoyo adicionales, éste podría ser el detonante de una reacción en cadena de bancarrotas y la presión sobre la confianza de los acreedores[5].

    La inflación, las elevadas tasas de interés y bancarrotas dejan todo puesto para una recesión económica en Estados Unidos y principales economías hacia 2023[6]. Al igual que cada crisis, ésta será distinta, en la cual algunas empresas pueden ser reacias a despedir a los trabajadores porque temen no poder volver a contratarlos. Ello nos llevará a que el mercado laboral se debilite, pero no tanto como algunos temen.

    El panorama actual nos conduce a la antesala de una situación económica adversa, por ello es necesario contar con información de calidad, proporcionada en tiempo real, con el objetivo de elegir a los socios correctos.

     

     

     

     

    [1] Central Bank Rate Decisions.

    [2] Signals of a Changing Market Landscape, Dun & Bradstreet.

    [3] Report: Global Bankruptcy Report 2021, Dun & Bradstreet.Principio del formulario

    [4] Gas natural en Europa: reduciendo la dependencia de Rusia, BBVA.

    [5] Report: Global Bankruptcy Report 2021, Dun & Bradstreet.Principio del formulario

    [6] High inflation today, a “job-full recession” tomorrow, Vanguard.