Seguro has leído el acrónimo “ESG” en repetidas ocasiones en los últimos dos años, seguido de otros conceptos de sustentabilidad que permean el ambiente empresarial. La realidad es que el tema “ESG” rápidamente se hizo un espacio en las juntas, los eventos, y los programas de training de las empresas, aunque no es precisamente una novedad.
Al final, y debido a las mismas señales de emergencia de nuestro planeta, el termino reúne las negociaciones alrededor de una necesidad histórica: la sustentabilidad. A través de los pilares Ambientales, Sociales y de Gobernanza, las acciones ESG sistematizan las iniciativas empresariales dirigidas a estas 3 áreas, y con ayuda de métricas y estadísticas.
Pero, si tomamos en cuenta las noticias y los posicionamientos de marca recientes, ¿ya es posible considerar a los criterios ESG como una realidad?
Según un estudio del FSB Research Institute, la respuesta es no. La encuesta demostró que, a pesar de entender la relevancia del tema, 60% de las empresas entrevistadas aún no tienen estrategias de sustentabilidad. A la vez, sólo un 3% de empresas vinculan la remuneración de sus ejecutivos a objetivos socioambientales.
En el marco del Día del Medio Ambiente, no hay nada más apropiado que mostrar lo que está por venir en impactos de sustentabilidad empresarial.
Conoce ahora las tres tendencias que, de diferentes maneras, impactarán a todos los segmentos de negocio en los siguientes meses!
Tendencias de sustentabilidad empresarial
1. Posicionamiento de marca
Las marcas de todos los tamaños y performances izan la bandera de la sustentabilidad mediante su comunicación desde siempre, y no tendría por qué ser diferente con las iniciativas ESG. En el 2020, un estudio llevado a cabo por el IBM revela que los consumidores entrevistados estaban dispuestos a pagar más del 35% por productos sustentables.
Por un lado, los consumidores de la pospandemia se han vuelto más exigentes con los productos y/o servicios. Por otro lado, las empresas perciben más las oportunidades de las marcas que siguen los principios ESG.
Parece una ecuación matemática con un resultado positivo. Sin embargo, no siempre es exacta.
La gestión de una marca implica la manera en la que se percibe una empresa, y en un mundo de redes sociales, el greenwashing o “lavado verde” es cada vez más un camino sin retorno hacia una crisis de imagen pública. Este concepto hace alusión a las empresas que se apropian de la sustentabilidad al incluirla en su comunicación, pero sin llevarla a la práctica.
Existen demasiados casos de organizaciones que tratan de posicionarse como una empresa preocupada por el ambiente y los movimientos sociales, pero que terminan con resultados extremadamente negativos en el momento que se expone una realidad bastante diferente a la que se comunica.
Este escenario solo refuerza la importancia de la veracidad en cualquier iniciativa ESG. Ésta debe originar siempre en la gestión operativa de una empresa, pues sólo así podrá incorporarse en la comunicación que llega a los consumidores. Después de todo, identificar los impactos empresariales negativos y alinear procesos requiere de un largo proceso de madurez institucional, que va desde cambiar normas establecidas hasta educar a los empleados en la cadena de producción.
Para aquellas empresas que se sienten listas para un posicionamiento sustentable, es esencial aprovechar un monitoreo de marca y un proceso de Business Decisioning a favor de la empresa. Tener data en tiempo real para evaluar la aceptación y la repercusión de la comunicación de marca marcará la diferencia a la hora de enfrentar una crisis de imagen.
Por otra parte, es importante recordar que cada empresa que tiene una vasta cadena de producción debe considerar que las actitudes de sus trabajadores externos pueden afectar también su percepción de marca, y que ésta a veces acaba en una crisis indirecta que deberá ser monitoreada.
2. Oportunidades económicas
Ya sea por el aprecio a las marcas sustentables, el prominente mercado de carbono, o los nuevos negocios que emergerán en la llamada economía limpia, una cosa es segura: el mundo empresarial basado en ESG traerá consigo varias oportunidades económicas.
Tan sólo en la compra y venta de créditos de carbono en Brasil, según las estimaciones de la Cámara de Comercio Internacional (ICC Brasil), el potencial brasileño de generar créditos de carbono está entre 80 millones y 1000 millones de toneladas de CO² hasta 2030, lo que puede reportar ingresos de hasta 100.000 millones de dólares.
Otro ejemplo de oportunidades económicas es que, en las eventuales fusiones y/o adquisiciones, las empresas con una métrica elevada y con estándares ESG certificados lograrán una mayor equidad.
Esto demuestra el enorme potencial de quienes entienden el lugar que pueden ocupar en la nueva economía limpia, y cómo pueden contribuir a ella. El potencial de un negocio sustentable es inmenso.
3. Impacto social
Las primeras dos tendencias muestran las oportunidades (¡y los riesgos!) de las empresas que se dirigen hacia una economía con un impacto ambiental positivo. Ahora, otra tendencia fundamental que no puede perderse de vista es la consecuencia social que un cambio estructural de esta magnitud puede ocasionar.
En un tema tan complejo como este, y con tanto impacto global, es imprescindible ver más allá del panorama empresarial para comprender a detalle las repercusiones sociales de la transición energética.
La “S” en ESG puede ser entendida y practicada de diferentes maneras, incluyendo actores internos (colaboradores), y actores externos (grupos vulnerables).
Una de las tendencias para llevar a cabo el impacto social positivo es entender los cambios económicos que resultan de pasar de un contexto dañino al medio ambiente, a una economía limpia: es verdad que plantea varias oportunidades, pero también puede incidir en desempleo y vulnerabilidad para miles de personas.
Pongamos un ejemplo: una corporación enorme que tiene una fuerza de trabajo especializada en mantenimiento de vehículos. Cuando esta corporación decida producir una flotilla de autos eléctricos, naturalmente requerirá profesionales preparados en la construcción de ese tipo de autos. En este contexto hay dos caminos: reemplazar al personal, despojando de empleo a una mayoría que no está lista para la transición hacia la energía sustentable; o, para aquellos que piensan en el impacto social, diseñar una estrategia de training para sus equipos.
En cualquier caso, lo que hay que entender principalmente es que una empresa sí o sí tiene un impacto ambiental y social, ya sea positivo o negativo.
Entender las consecuencias de nuestros procesos empresariales es el primer paso para cambiar. No sólo lo necesita nuestro planeta, ¡también tu empresa!